Instrucción para padres, jóvenes y líderes del Área Utah 2025

Élder Pearson: Queridos hermanos, en nombre de la Presidencia del Área Utah, gracias por acompañarnos esta tarde en esta reunión especial de capacitación para líderes, jóvenes y padres del Área Utah. Es un placer contar con la compañía de la presidenta Emily Belle Freeman, Presidenta General de las Mujeres Jóvenes, y del presidente Stephen J. Lund, Presidente General de los Hombres Jóvenes.

Esperamos que todos hayan participado en el Análisis mundial para los jóvenes: Mira hacia Cristo, el lema de los jóvenes para 2025. El propósito de la capacitación de esta noche es, primero, considerar maneras en las que, como líderes y padres, podemos ayudar de una manera más deliberada a nuestros preciados jóvenes a mirar hacia Cristo y aumentar su fe y su deseo de creer, pertenecer y llegar a ser verdaderos discípulos; segundo, aclarar las funciones y responsabilidades de los líderes, los jóvenes y los padres en esta labor; y tercero, reforzar los principios de Para la Fortaleza de la Juventud y la importancia de elegir normas más elevadas para vivir de una manera más elevada y santa: a la manera del Salvador.

El presidente Russell M. Nelson ha declarado a los jóvenes de la Iglesia: “Ustedes están entre lo mejor que el Señor jamás ha enviado a este mundo. ¡Ustedes tienen la capacidad de ser más inteligentes y sabios y tener un impacto más grande en el mundo que cualquier generación anterior!”. Piensen en ello, mis jóvenes amigos. ¡Esa es la visión que el Señor tiene de todos y cada uno de ustedes!

Por el bien del mundo, de la Iglesia y de cada uno de nuestros hombres y mujeres jóvenes, deseamos hacer todo lo posible para ayudarlos a alcanzar su potencial divino. El trabajo arduo refleja el potencial y, para alcanzar todo su potencial, necesitarán la ayuda del Señor y algo de trabajo arduo de su parte.

El presidente Nelson enseñó: “Aumentamos el poder del Salvador en nuestra vida cuando hacemos convenios sagrados y guardamos dichos convenios con precisión”. Precisión significa exactitud. “Nuestros convenios nos unen a Él y nos dan poder divino”. Este poder es esencial para su capacidad de llegar a ser más inteligentes y sabios, y para tener un impacto mayor en el mundo que cualquier generación anterior.

Padres y líderes, nuestros jóvenes no obtendrán un entendimiento de los convenios sagrados si no enseñamos deliberadamente las doctrinas del Evangelio con claridad. No abrazarán aquello que no se les ha enseñado, ni lo entenderán si no ha habido padres y líderes amorosos que se lo hayan enseñado.

Esta noche esperamos revitalizar y centrar nuestros esfuerzos colectivos para ayudar a la nueva generación a aumentar su fe en el Señor Jesucristo, fortalecer su determinación de hacer y guardar convenios sagrados, y alentarlos a descubrir su potencial divino; en resumen, para ayudarlos en su trayecto de creer, pertenecer y llegar a ser.

Expresamos nuestro amor y gratitud por todo lo que hacen, y rogamos que sean instruidos e inspirados por los principios que se enseñarán esta tarde. En el nombre del Señor Jesucristo. Amén.

Ahora tendremos el placer de recibir instrucción de la presidenta Emily Belle Freeman y del presidente Steven J. Lund.

Presidenta Freeman: Qué privilegio es para nosotros estar con ustedes esta noche, por invitación del élder Pearson, para hablar sobre uno de nuestros temas favoritos: llegar a ser discípulos de Jesucristo para toda la vida. Estamos muy emocionados por estar aquí con ustedes y muy agradecidos porque hayan venido a pasar esta velada con nosotros. Gracias, élder Pearson, por esta invitación a venir a hablar de uno de nuestros temas favoritos, que es llegar a ser discípulos de Jesucristo para toda la vida. Como bien dijo, soy la presidenta Freeman.

Presidente Lund: Y yo soy el presidente Lund. Creo que pueden diferenciarnos.

Presidenta Freeman: Nos encanta impartir capacitación juntos; una de las cosas que más nos gustan del programa para los jóvenes en este momento es todo el tiempo que pasamos impartiendo capacitación juntos, así que, a lo largo de la noche, nos escucharán a ambos; y empezaré hablándoles de los recursos que usaremos a medida que avancemos en esta capacitación.

Dedicaremos un poco de tiempo al lema de las Mujeres Jóvenes y de los cuórums del Sacerdocio Aarónico en el Manual, a la guía Para la Fortaleza de la Juventud, a las Escrituras, con palabras del profeta, y también a la guía Niños y jóvenes para padres y líderes.

Antes de comenzar, les presentaremos nuestras cuentas de redes sociales, las cuales les serán de gran ayuda a medida que interactúen con nosotros, con el programa para los jóvenes. El año pasado se crearon dos cuentas con las que tal vez no estén familiarizados: la primera es @YoungWomenWorldwide y la segunda @YoungMenWorldwide_.

Presidente Lund: Guion bajo.

Presidenta Freeman: Guion bajo. Así las encontrarán. En estas dos cuentas habrá: los lunes, consejos para impartir enseñanza; los martes, un mensaje de la presidencia; los miércoles, ideas para actividades; y los jueves, haremos reels donde contestaremos las preguntas que ustedes nos envíen. Por lo tanto, es un espacio en el que podemos estar conectados.

Y nos encanta hablarles de todo lo que está por venir: las transmisiones y otros eventos que se llevarán a cabo. También les encantará visitar nuestra cuenta Strive to Be, en la que encontrarán mucha información sobre música para los jóvenes.

Para comenzar, queremos reconocer a quienes se encuentran entre el público y por qué están hoy aquí. Estamos muy agradecidos por los jóvenes que han venido esta noche y nos acompañan para aprender juntos sobre el modo en que podemos mejorar en nuestros esfuerzos por llegar a ser discípulos de Jesucristo para toda la vida.

En la audiencia también tendremos miembros de presidencias, tanto adultos como jóvenes que forman parte de presidencias. Esperamos tener algunos obispos en el grupo y presidentas de las Mujeres Jóvenes, y nos dirigiremos a todos ustedes, padres, a medida que avancemos.

Presidente Lund: Y también a los presidentes y presidentas de cuórums y clases.

Presidenta Freeman: Y a los líderes. Así que hablaremos de liderazgo, de cómo llevar a cabo este programa. Pero también hablaremos de la participación. ¿En qué consiste realmente la participación en este programa? Cuando fuimos llamados, el presidente Lund y yo tuvimos la oportunidad de sentarnos a los pies de un profeta y de hablar sobre la nueva generación. Tras aquel encuentro, ambos nos sentimos un poco abrumados por la responsabilidad que teníamos pero, como dijo el presidente Nelson, espero que también disfruten de ello e incluso se sientan emocionados.

Presidente Lund: Me sorprendió bastante cuando me llamó y me senté ahí con cierto estupor, tratando de asimilar lo que acababa de escuchar. Finalmente se inclinó hacia adelante y dijo: “Bueno, ¿acepta el trabajo?”, y yo respondí: “Por supuesto, presidente Nelson, pero con temor y temblor”. Entonces el profeta se echó hacia atrás en su silla, un poco disgustado, y dijo: “Bueno, espero que con un poco de gozo”. Yo quería que él se sintiera bien, pero en ese momento yo básicamente sentía angustia.

Presidenta Freeman: Sí, es posible que a veces nos sintamos un poco abrumados al embarcarnos en estos llamamientos. Tuve una experiencia interesante justo cuando regresé a casa después de aquella experiencia con el profeta, en la que pensé en todo el peso que suponía esa responsabilidad, y luego me hice dos preguntas que, si actualmente prestan servicio en cualquier función dentro del programa para los jóvenes, nos gustaría invitarles a considerar. Esas dos preguntas son: “¿Por qué yo?” y “¿por qué ahora?”.

Es algo de lo que ambos hablamos mucho. ¿Por qué el Señor me llamó a mí? ¿Y por qué me llamó ahora? Tal vez ustedes también se pregunten lo mismo. A nuestros jóvenes líderes en la audiencia, así como a los líderes adultos que nos escuchan: ¿por qué los llamó el Señor a ustedes?, ¿y por qué los llamó ahora?

Presidente Lund: Cuando el profeta nos llamó, se tomó el tiempo para explicarnos por qué nuestros llamamientos eran importantes, y qué era lo que él esperaba que hiciéramos. Ese sería un buen consejo a seguir cuando, como líderes del sacerdocio, llamemos a las personas a desempeñar asignaciones. Nos habló de la majestuosidad de este momento, y de algunas de las cosas de las que acaba de hablar el presidente Pearson sobre estos jóvenes que forman parte de una generación especial que fue llamada a venir al mundo en este momento.

La importancia de la labor que estamos haciendo con ellos trasciende este momento y se extiende a las generaciones futuras. Inspirados por ese tipo de llamamiento, por supuesto, pensamos en nuestros llamamientos de manera diferente a como lo haríamos si estuviéramos tratando de desempeñarlos por nosotros mismos. Así que, cuando reciban un llamamiento, o cuando lo extiendan a otra persona por inspiración, piensen en ello. Piensen en cómo pueden ayudarse mutuamente a sentir la majestuosidad de ese momento, porque todo lo que él nos dijo se aplica a todo lo que ustedes se dirían.

Presidenta Freeman: Y si actualmente no están prestando servicio, llegará un momento en el que serán llamados a servir. Así que les daremos algunas herramientas de cómo podrían liderar.

Presidente Lund: Acabo de sacar mi teléfono para mirar. ¿Me permiten que les muestre dónde encontrar un recurso que ofrece algunas herramientas para liderar? Si van a Biblioteca del Evangelio… les daré un segundo para hacerlo. Mi teléfono está haciendo lo de siempre. Vayan a la Biblioteca, a la casita de la esquina para acceder a la página de inicio, y de ahí vayan a esa pequeña pila de libros, donde aparecerán los recursos impresos que están disponibles. Una vez ahí, iremos al mosaico que dice Jóvenes; es el que se parece a la portada del folleto de FSY. Hagan clic ahí.

Presidenta Freeman: Y vayan a la parte inferior.

Presidente Lund: Bajen hasta la parte inferior y encontrarán un mosaico que dice “Ayudas para presidencias”. Hagan clic en él y verán un menú de cosas que una nueva presidencia o un obispo podrían utilizar para llamar a una nueva presidencia de cuórum o de clase. Lo que vamos a ver ahora es la guía de orientación que está en la esquina superior izquierda y que se parece a esto que están viendo en este momento.

Este es el momento y el lugar, o describe el momento y el lugar en que los obispos pueden incorporar a los nuevos equipos de liderazgo —al nuevo presidente de los Hombres Jóvenes, al presidente de cuórum del Sacerdocio Aarónico o a la presidencia de las Mujeres Jóvenes— al núcleo de liderazgo de su barrio y explicarles estas cosas. De este modo, al repasar las preguntas que se encuentran en esta página, el obispo les explicará que, en realidad, ellos son llamados por Dios, que no están ahí porque les haya tocado, aunque sean los únicos diáconos de su barrio. Esa no es la razón por la que son llamados.

“Los miembros del obispado nos hemos arrodillado”, diría el obispo, “y hemos orado por este cuórum y por las necesidades de liderazgo que iban a tener; y sentimos la inspiración directa del cielo de que has sido enviado en este momento y a este lugar para presidir este cuórum o esta clase”. Entonces, una vez dicho esto, que su llamamiento es cuestión de revelación y no de casualidad, no pensarán lo mismo en cuanto al modo en que fueron llamados.

A continuación pueden hablar sobre las responsabilidades administrativas de lo que van a hacer, y finalmente planificar reuniones y actividades. Es así como reciben la guía para saber cómo pueden lograr las cosas que se espera que hagan.

Presidenta Freeman: Al pensar en esto, independientemente de que en este momento sean líderes o estén apoyando a esos líderes, me gustaría dedicar un minuto a pensar en lo que significa sostener a alguien en todos estos llamamientos que tendrán en los años que pasen con los jóvenes, ya sean ustedes los que hayan sido llamados o los que sostienen a quienes lo han sido.

En nuestra familia hablamos mucho de ese domingo en el que se llama a los líderes y se nos pide que los sostengamos o levantemos la mano. ¿Qué significa realmente que levantemos la mano? Yo siempre les decía a mis hijos: significa que asistirán a las actividades. Eso es apoyo; eso es apoyar a la persona que ha sido llamada. Significa que levantarán la mano en clase y participarán en los análisis. Eso es sostener; eso es apoyar.

De modo que, ya sea que en este momento estén en la posición de liderar o en la de brindar apoyo, todos somos necesarios para que el programa de los jóvenes funcione. Primero está la carta de presentación, pero hay lecciones que también pueden utilizar para aprender a trabajar mejor juntos, como presidencia y como clase. ¿Y dónde pueden encontrar esas lecciones?

Presidente Lund: Hay poder en los cuórums y en las clases, y ese poder solo se desata cuando participamos juntos. Como nuevas presidencias de cuórum o de clase, y como obispos o cualquier otra persona que recibe un llamamiento, no siempre sabemos exactamente lo que debemos hacer a continuación.

En esa misma página de “Ayudas para presidencias” que acabamos de ver, lo siguiente que aparece es un documento de planificación que los ayudará a planificar actividades; pero queremos centrarnos en el siguiente mosaico, llamado “Lecciones de liderazgo”. Contiene cinco lecciones que los obispos podrían repasar con las nuevas presidencias de cuórum o de clase, ya sea de forma individual o conjunta, cuando sean llamadas o poco después, guiándolas por estas lecciones una a una.

Se trata de pequeñas lecciones de diez minutos que puede enseñar el obispo. Los asesores, los miembros del obispado o los miembros de la presidencia pueden enseñar esas lecciones a las clases más adelante, a fin de guiar a los jóvenes a través de los principios básicos de liderazgo, comenzando con la preparación y la dirección de las reuniones.

Ustedes, como líderes adultos, tendrán la oportunidad de enseñar a esos jóvenes de once, doce o quince años a llevar una agenda. Cuando empiezan a pensar en llevar una agenda, miran hacia el futuro, a veces por primera vez en su vida, y piensan: “¿Qué deberíamos hacer juntos a fin de lograr el bien que fuimos llamados a hacer?”. Y pueden aprender a hacerlo.

A continuación les enseñarán a deliberar en consejo. Esta conversación se tiene en el cuórum de la Primera Presidencia de la Iglesia y en el Cuórum de los Doce Apóstoles, y también en la clase de las Mujeres Jóvenes más jóvenes, y también en el cuórum de los diáconos más jóvenes de la Iglesia, donde se aprende a invocar los poderes del cielo y a inspirar las mentes para hacer lo que es necesario hacer. Son cosas poderosas que ustedes pueden enseñar en solo unos minutos, y luego repasarlas y mejorar en ellas.

A continuación, la lección tres es: La obra de salvación y exaltación. Ustedes, jóvenes líderes, no han sido llamados para aprender a ser líderes a fin de que, en algún día futuro, puedan llegar a serlo. El profeta está diciendo que esperamos que ustedes sean líderes hoy, y que comiencen a liderar y a hacer la misma labor que hace su obispo y que hacen el presidente del cuórum de élderes y la presidenta de la Sociedad de Socorro, al cuidarse mutuamente dentro de su esfera. Esta sección los ayudará a entender lo que en realidad significa asumir un papel significativo en la obra de salvación y exaltación.

La lección cuatro es: Planificar servicio y actividades, y se refiere a las actividades de los miércoles o entre semana, pero también a muchas otras cosas. El sacerdocio consiste en prestar servicio. Mujeres jóvenes, el poder del sacerdocio también consiste en prestar servicio a otras personas. Y por último, la quinta lección es: Ministrar, cómo tomar en serio nuestro mandato, como miembros consagrados de la Iglesia, de cuidarnos los unos a los otros.

Estas cinco lecciones de liderazgo son poderosas; son sencillas; son fáciles. Ustedes, líderes adultos, tienen la oportunidad de tomar sus años de experiencia en el liderazgo y transmitirla a esta generación para que ellos puedan levantarse y ocupar su lugar, el lugar que les corresponde, en el gobierno del reino.

Presidenta Freeman: Al leer estos temas, notarán que no solo se aplican a una presidencia de clase o de cuórum. También se aplican a nosotros como santos en el Reino de Dios. Aprenderemos a deliberar en consejo, a ministrar y a ayudar en la obra de salvación y exaltación.

Así pues, pasen tiempo con sus presidencias, pero también con su clase, a fin de aprender lo que eso significa para ustedes porque, en esencia, lo que estamos tratando de aprender es a llegar a ser discípulos de Jesucristo para toda la vida.

Presidente Lund: Lo cual es el propósito fundamental del programa Niños y Jóvenes. Eso es lo que nos mueve.

Presidenta Freeman: Precisamente eso.

Presidente Lund: Simplemente establecer los cimientos del discipulado para toda la vida.

Presidenta Freeman: De hecho, leemos al respecto en la guía Para la Fortaleza de la Juventud, donde dice: “El Señor nos invita a ser Sus discípulos y a vivir una norma más elevada que la del mundo”.

Hablemos de esto unos minutos. ¿Cómo se manifiesta el discipulado? Si nos remontáramos a la antigüedad y tratáramos de entender en qué consistía el discipulado en esa época, sucedería algo así: Ustedes escogerían a alguien de quien desearan recibir guía, de quien desearan llegar a ser discípulos, y pasarían tiempo con esa persona, llegarían a ser semejantes a ella y luego saldrían y harían lo que esa persona haría.

Ahora piensen en ello en relación con el Salvador. Sucede lo mismo con nosotros. Pasaremos tiempo con Él, llegaremos a ser semejantes a Él, y entonces iremos y haremos lo que Él haría.

Este es un programa que guía hacia el discipulado a todos los que participan en él, y eso incluye a los líderes y a los jóvenes, pero también a los padres. Incluye a todos los que trabajan con la nueva generación.

Hablemos un poco de en qué consiste esa guía. Les voy a pedir que busquen conmigo uno de mis relatos favoritos del libro de Hechos. Vayamos a Hechos, capítulo 8, y veamos lo que aprendemos acerca de cómo guiar a otras personas, de cómo ayudar a hacer discípulos. ¿En qué consiste realmente hacer eso uno a uno? ¿Y cómo llevarlo a la práctica cuando trabajamos con los jóvenes y para los jóvenes, con sus amigos?

Esto es lo que sucede en Hechos, capítulo 8. En el versículo 26, el Señor va a Felipe y le dice: “Levántate y ve hacia el sur”. Ahora, yo les pregunto: Si eso les hubiera sucedido a ustedes esta mañana, se despertaron y el Espíritu les dijo: “Bueno, levántate y ve hacia el sur”, ¿cuántos de ustedes habrían comenzado a caminar? ¿O cuántos de nosotros habríamos pensado: “Bueno, ¿cuán al sur? ¿Y qué voy a hacer cuando llegue allí?”.

Presidente Lund: ¿Dónde queda el sur? Tal vez me equivoqué de sur.

Presidenta Freeman: Y el Espíritu le dice: “Vas a ir a un lugar desierto”. Y me encanta el versículo 27, cuando nos dice que él se levantó y fue. No hizo preguntas. Simplemente se puso en marcha. Al llegar al lugar, vio a un eunuco de gran autoridad que estaba a cargo del tesoro de la reina y que había ido a Jerusalén a adorar. Ahora iba de regreso y, sentado en su carro, leía Isaías.

Y el Espíritu le dijo a Felipe: “Acércate y júntate a ese [hombre]”. Siempre que leo esto me da un poco de risa, porque pienso: Si analizaran cómo se transporta el dinero, por ejemplo, si fueran por la calle y alguien estuviera trasladando dinero de un banco a otro, iría en un auto blindado, ¿verdad?

Y si se detuviera en una señal de alto, ¿cuáles serían las probabilidades de que corrieran hacia la ventana, la golpearan y preguntaran al tipo si podría llevarlos?

Presidente Lund: ¿Podemos hablar? Hablemos.

Presidenta Freeman: ¿Puedo subirme contigo? No haríamos algo así. Me encanta cuando el Espíritu le dice a Felipe: “Acércate y júntate a ese carro”. Yo habría dicho: Está bien, espera. ¿Ves a todos esos guardias? Voy a tener que abordar esto con cuidado, ¿verdad?

Pero no. El versículo 30 nos dice que Felipe corrió hacia el carro y escuchó que el hombre leía Isaías, y le dijo: “¿Entiendes lo que lees?”. Me encanta lo que el eunuco responde: “¿Y cómo podré si alguno no me enseña?”. Entonces le dijo a Felipe: Sube y siéntate conmigo.

En estos pocos versículos aprendemos lecciones realmente importantes en cuanto al modo en que podemos guiar a otras personas y en qué consiste el discipulado. Me encanta que Felipe sencillamente siguió el Espíritu, se acercó y se subió, y ahora estaba guiando a ese hombre. Me encanta esa parte en la que se subió y se sentó con él.

Me ayuda a darme cuenta de la importancia de reunirse con las personas allá donde estén. ¿En qué consiste esto en realidad? Para Felipe consistió en eso. En subirse y sentarse a su lado; y el eunuco le dice a Felipe: “Tengo una pregunta”. Esto es lo que dice: “Te ruego que me digas: ¿de quién dice el profeta esto? ¿De sí mismo o de algún otro?”.

Ahora me gustaría que pensáramos en cómo habríamos abordado esta conversación; porque ¿cuántos de nosotros habríamos respondido así? “Oh, el problema es que estás leyendo Isaías. Ese es el problema. Tenemos que leer otra cosa. Vamos a la introducción del Libro de Mormón; vamos a los Evangelios; vamos a leer algo que sea más fácil para ti”.

Pero eso no es lo que hizo Felipe. Dice que Felipe comenzó desde ese pasaje de las Escrituras, y le predicó de Jesús. Me encanta eso. Me encanta que dejara que el eunuco hiciera las preguntas, que dijera algo como: “Dime de qué quieres hablar y empezaré por ahí. ¿Y qué haré yo? Hablaré acerca de Jesucristo. Eso es lo que haré”.

Nos dice que le predicó de Jesús. Y luego me encanta lo que sucede en el siguiente versículo y a medida que prosiguen su camino. Esta no fue una conversación de cinco minutos; se convirtió en un verdadero viaje. Iban a caminar juntos por la senda.

Sucede algo asombroso porque, mientras van y hablan probablemente de las Escrituras y de Jesús, el eunuco ve una masa de agua delante y le dice a Felipe: “He aquí agua; ¿qué impide que yo sea bautizado?”.

Entonces, en ese momento, bajan del carro. Eso me encanta. ¿A qué condujo el discipulado? Llevó a alguien a desear establecer una relación por convenio con el Señor; a eso condujo. Esa debería ser nuestra meta en este programa. Eso es todo lo que nos mueve: guiar a las personas hacia una relación por convenio.

Me encanta lo que sucede cuando salen porque dice que, cuando subieron del agua, el Espíritu del Señor arrebató a Felipe y el eunuco siguió gozoso su camino.

Cuando llego al versículo 39, una parte de mí quiere pensar: “¿Vino el Espíritu y le dijo: Felipe, ve al oeste?”. Y se puso de nuevo en camino, rumbo a la siguiente tarea que el Señor le encomendara. Mientras piensan en ello, ¿puedo pedirles que hagan dos cosas? En primer lugar, ¿quién les ha guiado a ustedes de una manera similar?

Y segundo, ¿qué acaban de aprender en cuanto a la manera de guiar a otras personas que los ayudará al trabajar con los jóvenes o, si son jóvenes, que los ayudará con sus amigos? ¿Qué podrían aprender de esto?

Presidente Lund: Todos tenemos a alguien, e incluso una lista de personas, que marcaron una diferencia sustancial en nuestra vida. Al pensar en el discipulado, que es de lo que estamos hablando, una senda de discipulado para toda la vida, parte de ayudarnos unos a otros a ser discípulos es ayudarnos mutuamente a hacer convenios.

Hemos leído en Hechos. Si tuviésemos que hablar del trayecto del discipulado para toda la vida, y tal vez de un modelo de discipulado, podríamos ir a Efesios 2, versículo 19. Veamos este versículo un momento.

Pablo dice: “Así que ya no sois extranjeros ni advenedizos, sino conciudadanos con los santos”; podríamos pensar en eso como pertenecer. Este es su lugar; ustedes son parte de este reino.

El siguiente versículo dice: “Edificados sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, siendo la principal piedra del ángulo Jesucristo mismo”. Esas son declaraciones de creencia de que esta organización a la que pertenecen está fundada en Él.

Y, finalmente, “en quien todo el edificio, bien coordinado, va creciendo para ser un templo santo en el Señor”. “Crecer” aquí significa pertenecer. Así que vemos ese modelo de pertenecer, creer y llegar a ser, quiero decir, llegar a ser parte del Reino de Dios, la forma en que él habla de crecer para ser un templo santo, el reino creciendo para llegar a ser un templo santo.

Ahora bien, estos no son conceptos nuevos (creer, pertenecer y llegar a ser), pero sí una nueva manera de enmarcar la conversación, la cual recibimos de las enseñanzas proféticas.

Uno de los conjuntos de enseñanzas más importantes que se imparten en la Iglesia cada año es la capacitación que se lleva a cabo justo antes de la conferencia general, el jueves y el viernes previos a la conferencia general, cuando los apóstoles y profetas de la Primera Presidencia y los Doce capacitan a todas las Autoridades Generales de la Iglesia sobre los temas urgentes que ocupan sus mentes.

Esas enseñanzas nunca han estado disponibles para la Iglesia, hasta ahora. Así que podemos dedicar unos segundos a mostrarles dónde las pueden encontrar. En Biblioteca del Evangelio, volvemos a la pequeña pila de libros que nos llevará hasta ellas. Esta vez vamos al mosaico que dice Manuales y llamamientos, ese pequeño mosaico azul.

Presionamos en él y a continuación vamos a Instrucción para líderes —estaba buscando un mosaico azul, pero de hecho es una imagen de la Primera Presidencia—, y este nos llevará a Reunión de liderazgo de la conferencia general. El primer mosaico.

En él se encuentran todas las lecciones de liderazgo, esas capacitaciones para líderes desde 2021 hasta la actualidad. En esta ocasión me gustaría que fuesen a la capacitación de octubre de 2024, la más reciente. Una vez allí, el tercero empezando por abajo es un discurso del élder Uchtdorf para las Autoridades Generales de la Iglesia, pero que en última instancia está dirigido a ustedes y a mí; por eso lo pusieron aquí.

Y aquí él describe estos conceptos de creer, pertenecer y llegar a ser. ¿Estoy en lo cierto? Sí, creo que sí. Bien, bien, bien. Así que comienza con este encabezamiento: La nueva generación necesita creer en Jesucristo y Su doctrina. Comenzamos con la creencia, y cómo creer.

Y luego: La nueva generación necesita sentir que pertenece a Su Iglesia. A continuación habla de algunos puntos que muestran en qué consiste esto.

Y: La nueva generación necesita llegar a ser su mejor versión, tal como es el designio de los padres celestiales. Y explica en qué consiste. Usamos este pequeño gráfico circular para describir lo que es creer, pertenecer y llegar a ser semejantes a Jesucristo. Pero estos no son conceptos nuevos.

Si vamos a la siguiente diapositiva, vemos que simplemente estamos reformulando las mismas cosas de las que hemos estado hablando. Solíamos hablar de aprendizaje del Evangelio, pero ahora lo vemos de una manera más centrada como creer en Cristo, lo que debemos hacer para creer en Él.

Servicio y Actividades. Si volvemos a la diapositiva anterior, prestar servicio y participar en actividades es pertenecer con Cristo. Y luego, por supuesto, el progreso personal es llegar a ser semejantes a Cristo. Así que deben reconocer esto, este pequeño círculo, y entenderlo más claramente.

Presidenta Freeman: Comenzaremos con lo que consiste creer en Jesucristo y en Su doctrina. Y vamos a hablar de practicar hábitos santos: estudiar las Escrituras en casa, en la iglesia y en Seminario, y tener y usar Para la Fortaleza de la Juventud: Una guía para tomar decisiones.

Comencemos por hablar sobre en qué consiste creer. Piensen en qué es practicar hábitos santos: estudiar las Escrituras en casa, en la iglesia y en Seminario, y tener y usar Para la Fortaleza de la Juventud: Una guía para tomar decisiones.

Al pensar en ello, comenzaremos a hablar de estos hábitos santos, estas rutinas de rectitud que tenemos. Vamos a utilizar las Escrituras durante unos momentos. Hacemos esto porque esperamos que, después de esta capacitación, cuando quieran volver a pensar en lo que aprendimos y cómo podemos usarlo en nuestras clases y cuórums, quizá puedan volver a algunos de estos relatos de las Escrituras y acordarse de los principios que contienen; y que eso los haga pensar en aquello en lo que estamos trabajando.

Vayamos a un relato que se encuentra en el libro de 2 Reyes, capítulo 5, y que habla de un hombre que se llamaba Naamán. El primer versículo nos habla un poco de quién era Naamán: era el general del ejército, un hombre poderoso y valeroso en extremo, es decir, que era uno de los mejores guerreros del Antiguo Testamento; eso es lo que significa ese título. Había cosas que él podía controlar: podía decidir la estrategia, ser el vencedor y esforzarse.

Al final aparece una descripción que dice: “Pero [era] leproso”. Esa enfermedad era algo que no se podía controlar, algo que él no quería tener, porque eso implicaba que tendría que perder su cargo y a su familia, y marcharse a un lugar donde no tendría nada de lo que tenía en ese momento.

Y eso debía ser una preocupación para los que vivían con él, porque todos hablaban de ello, incluso una de sus siervas, que le dijo a la esposa de Naamán que ojalá estuvieran con el profeta que estaba en Samaria y, en el versículo tres, dice que “él lo sanaría de su lepra”. Después todos empezaron a hablar de lo que había dicho esa muchacha.

Finalmente, Naamán decidió que iría allí; que regresaría y hablaría con ese profeta. Y así lo hizo: ese gran hombre valeroso en extremo, muy respetado, fue a reunirse con el profeta. Y el profeta envió a un mensajero…

Presidente Lund: A él, que era general de un ejército…

Presidenta Freeman: Era general de un ejército y el profeta le envió a un mensajero, que le diría lo que debía hacer. El mensajero le dijo: “Ve y lávate siete veces en el Jordán”.

A Naamán eso no le pareció bien. De hecho, el relato dice que se enojó y se marchó pensando que no lo iba a hacer. ¿Han estado ustedes en Israel? ¿Usted?

Presidente Lund: Sí.

Presidenta Freeman: Entonces debe saber qué aspecto tiene el río Jordán. Quienes han estado en Israel ya lo saben, y los que no, imagínense el río Jordan de Utah, porque tiene exactamente el mismo aspecto. El agua del río se mueve despacio y tiene mucho barro.

Las personas con enfermedades de la piel no querrían meterse en el río. Creo que es por eso que Naamán pensó que aquello no era buena idea, que era mejor lavarse en los ríos que estaban cerca de su casa, que tenían agua más limpia. Eso es lo que dice. Y el relato cuenta que se fue enojado.

Entonces se le acercó uno de sus siervos y le dijo: “Si el profeta te mandara alguna gran cosa, ¿no la harías?”. Siempre que lo leo, me detengo en este versículo, no puedo evitarlo, porque pienso: ¿cuántas cosas nos ha pedido el profeta que hagamos? Leer las Escrituras y orar, ir a la capilla y llegar a ser miembros por convenio de esta Iglesia, tener una recomendación para el templo, pagar el diezmo, todas esas cosas.

¿Y cuántas veces nos distraemos? Y quizá alguien haya tenido que decirnos: “Si el profeta te mandara alguna gran cosa, ¿no la harías?”. Siempre termino pensando en esto al leer este relato.

Y el siervo se le acerca y le dice: “Ve e inténtalo”. El versículo 14 dice: “Él entonces descendió y se sumergió siete veces en el Jordán, conforme a la palabra del hombre de Dios; y su carne se volvió como la carne de un niño, y quedó limpio”.

Una vez, un buen amigo mío me estaba enseñando esta lección y me dijo algo que no olvidaré nunca: “¿Cuál de las veces que se sumergió lo sanó?”. Yo le respondí: “La primera, porque fue obediente”. Pero luego pensé: “¿Y entonces por qué siguió sumergiéndose?”. Así que le dije: “Tuvo que ser la última vez”.

Y mientras lo estaba meditando, mi buen amigo me miró y me dijo: “Todas ellas, fueron todas”. Y comencé a pensar en el patrón de sumergirse una y otra vez, siete veces. Estuve pensando en eso y en si el profeta me había pedido hacer alguna gran cosa.

Luego comencé a pensar: ¿cómo son mis patrones santos? ¿Cuáles son las rutinas de rectitud de mi vida? Pensé que orar una y otra vez, cada día, y leer las Escrituras una y otra vez, son patrones que sirven para sanarnos, son patrones que sirven para fortalecernos.

Al pensar en esto, cada vez que leo este relato, me pregunto: ¿cuáles son mis patrones santos? ¿Cuáles son las cosas que los profetas y apóstoles nos han pedido que hagamos y que nos fortalecen y sanan? ¿Y por qué las hacemos?

Al pensar al respecto, algo que hemos aprendido y que sentimos con fuerza es que cualquier cosa que les pidamos a los demás, cualquier cosa que invitemos a hacer a los demás, es algo que nosotros deberíamos estar haciendo.

Si queremos que nuestros jóvenes lean las Escrituras y oren, entonces tenemos que leer las Escrituras y orar. Y esto debe reflejarse en nuestras conversaciones.

Queremos que ellos digan: “¿Sabe una cosa? Al leer las Escrituras la semana pasada, encontré una frase que me llamó la atención y no sé bien qué significa”. O bien: “Cuando estaba orando, sentí esta respuesta, y voy a ponerla en práctica porque siento que es lo correcto”.

Si hablamos así, otras personas van a responder diciendo: “¿Sabe una cosa? Ella recibió una respuesta al orar. Voy a intentarlo”.

Esto es algo que estamos poniendo en práctica, algo en lo que estamos trabajando. De hecho, me encanta que tanto el lema de las Mujeres Jóvenes como el de los cuórums del Sacerdocio Aarónico digan algo parecido al respecto. El lema de las Mujeres Jóvenes dice: “Valoro el don del arrepentimiento y procuro mejorar cada día”.

El lema de los cuórums del Sacerdocio Aarónico dice: “En la medida en que me esfuerce por servir, ejercer la fe, arrepentirme y mejorar cada día”. Fíjense en la frase que se repite en los dos: la idea de mejorar cada día. Estamos poniendo en práctica patrones santos, rutinas de rectitud. Y al ponerlos en práctica, estos patrones nos fortalecerán y sanarán.

Esa es una parte importante de este programa para los jóvenes, esos comportamientos personales: la oración personal, el estudio personal de las Escrituras y el aprender a recibir revelación personal. Pero ¿dónde hacemos estas cosas?

Presidente Lund: El programa consiste en crear oportunidades para que tanto unos como otros tengan este tipo de experiencias. Entonces, en el sistema actual, ¿dónde y cuándo se producen esas oportunidades? La siguiente diapositiva lo muestra en detalle.

Comienza con el programa Ven, sígueme en el hogar y en la iglesia, con las lecciones que estudiamos. Sucede también en Seminario. Y si tienen jóvenes que están pasando por crisis de fe y no asisten a Seminario, ese es el fruto más fácil de alcanzar. Llévenlos a esas clases.

Las actividades y las conferencias —incluidas las conferencias FSY que llevamos a cabo— son lugares en los que los jóvenes pueden sumergirse en rutinas y hábitos espirituales que pueden mantener durante el resto de la vida.

Además, Para la Fortaleza de la Juventud: Una guía para tomar decisiones es un recurso muy poderoso con el que podemos vivir experiencias que nos ayuden a llegar a ser verdaderos creyentes.

Algo que descubrimos al volver a redactar la guía Para la Fortaleza de la Juventud a partir de la edición anterior fue que, con el uso de internet, la generación actual tiende a preguntarse más a menudo por qué debe hacer todas estas cosas, en lugar de qué es lo que debe hacer. Así que el nuevo librito se ha preparado para responder esa pregunta, los porqués.

No es una lista de cosas que se pueden hacer y cosas que no. Los libritos anteriores seguían un poco ese modelo, lo que nos facilitaba las cosas. Esta edición hace que resulte un poco más difícil. Si entienden los porqués, entonces se puede esperar de ellos que vivan de una forma más elevada y santa. Y esto es lo que las Autoridades Generales esperan de nosotros con esta nueva guía.

El élder Uchtdorf habló de esto cuando afirmó: “Conforme alentemos a nuestros niños y jóvenes a tener esas experiencias” —estas rutinas de rectitud y hábitos santos que les permitan tener estas experiencias—, “también necesitan saber por qué hacemos todas esas cosas. Sin nutrir las raíces de la fe en Cristo, las tradiciones no serán suficientes por sí solas”. Y por supuesto, todos conocemos esta famosa verdad: “Jesucristo es la fortaleza de la juventud”.

Entonces, ¿cuáles son las verdades eternas de las que habla la guía Para la Fortaleza de la Juventud? Voy a hacer un repaso rápido. Para empezar, Jesucristo los ayudará. Sea lo que sea que intenten hacer para acercarse más a Jesucristo o mejorar su vida, Él los ayudará.

Amen a Dios y amen al prójimo, caminen en la luz de Dios, su cuerpo es sagrado y la verdad los hará libres. Aprendan la verdad y encuentren gozo en Cristo. Esto no debería ser una carga, no debería convertirse en una carga en absoluto. Están siguiendo al Maestro del universo. Es una gran aventura vital, un discipulado vivo. Así que este no es un libro de normas, sino un libro con razones para vivir de una manera más elevada y santa.

Así pues, desde la introducción de la nueva edición de Para la Fortaleza para la Juventud: Una guía para tomar decisiones, podríamos preguntarnos: ¿Estoy viviendo de una manera más elevada y santa? O bien, ¿son mis normas más elevadas y santas que las que tenía antes? Si no es así, debemos reflexionar sobre esto nosotros mismos y junto a otros.

Una vez más, si nosotros, los líderes adultos y las presidencias de cuórum y de clase, no estamos usando estos principios como guía para tomar nuestras decisiones, entonces tampoco lo harán las personas a las que esperamos liderar.

Presidenta Freeman: Para la Fortaleza de la Juventud: Una guía para tomar decisiones se publicó después de que se presentara el programa Niños y Jóvenes a la Iglesia. Es una guía muy importante y esperamos que la usen, tanto al planificar las actividades como al enseñar las lecciones.

Hemos hablado acerca de creer. Esta es la parte del programa en la que hablamos de enseñar y de cómo enseñar. Al pensar en ello, al tenerlo presente en sus cuórums y clases, queremos invitarlos a tener en cuenta un par de cosas.

En primer lugar, queremos que los líderes adultos enseñen. Han sido llamados y apartados para ser tutores de estos jóvenes, y eso incluye sus testimonios de las doctrinas y las verdades eternas de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días. Ustedes están ahí debido a lo que tienen que enseñar, así que esperamos que las lecciones incluyan su participación, su enseñanza y su guía.

Presidente Lund: ¿Pueden participar los jóvenes?

Presidenta Freeman: Sí, al mismo tiempo, ¿donde encajan los jóvenes? Este es un programa de tutelaje; somos discípulos que tutelan. Así que también esperamos que se invite a los jóvenes a ayudar encargándose de una parte de la lección, que relaten experiencias o que estudien un relato de las Escrituras que pueda aportar algo a la lección.

A medida que vayan creciendo de forma gradual —y hablaremos más de ello enseguida—, quizá puedan encargarse de una parte cada vez mayor de la lección, pero los invitamos a que, como líderes, se aseguren de enseñar a estos jóvenes. Eso es importante. Es importante para este programa, y lo es para los jóvenes.

Presidente Lund: Es importante que nuestros jóvenes aprendan a hablar el lenguaje del discipulado, el lenguaje de la fe. Pero lo primero que hay que hacer es llevar esos principios a lo más profundo del alma. Y eso ocurrirá mejor con la enseñanza inspirada y el tutelaje de líderes que ya llevan algún tiempo haciéndolo. Así conseguimos tener las dos cosas.

Presidenta Freeman: Para terminar esta sección, vamos a invitarlos a tomar una fotografía de esta diapositiva que ven ahora y a llevarla a sus cuórums y clases. ¿Deliberarán en consejo sobre cómo sus lecciones y actividades pueden ayudar a los jóvenes de su barrio, rama, distrito o estaca, sea cual sea el consejo en el que estén, y sobre cómo puede eso ayudar a nuestros jóvenes a creer en Jesucristo?

Presidente Lund: Ahora hablaremos sobre pertenecer a Su Iglesia. ¿Dónde obtenemos ese sentido de pertenencia a la Iglesia?

Por supuesto, eso viene a través del estar juntos, estar juntos como una comunidad de Cristo. Y sucede en diversos lugares, como ven en esta diapositiva, al planificar y asistir a actividades significativas entre semana, y nos reunimos no solo para divertirnos —y debe ser divertido siempre— pero no vamos solo por la diversión. Vamos para ayudarnos unos a otros a pertenecer y a sentir que pertenecemos y a ser parte de esto.

Ocurre en campamentos y conferencias, incluidas las conferencias FSY. Ocurre cuando asisten a esas conferencias FSY, y ocurre especialmente si se invitan unos a otros a asistir. ¿Saben que pueden invitar a sus amigos a las conferencias FSY? Podría ser una de las invitaciones más significativas que harán a personas que quizá sean niños con los iban a la Primaria, pero que no asisten mucho a la Iglesia hoy. Si pueden ir y darles un nuevo comienzo en su senda del discipulado en la conferencia FSY, nunca los olvidarán ni olvidarán esto.

Y curiosamente, ahora, mientras ven este video, estamos en plena temporada de inscripciones.

Presidenta Freeman: Es cierto.

Presidente Lund: Y tan pronto como terminen esta llamada, pueden tomar el teléfono, o quizás más fácil, entrar en la computadora e inscribirse.

Presidenta Freeman: Me encanta que lo dice como hace tres décadas, como si ahora estuviéramos en una llamada.

Presidente Lund: Bueno, uno nunca sabe.

Presidenta Freeman: ¡Está bien!

Presidente Lund: Nunca se sabe cómo están escuchando.

Presidenta Freeman: “En cuanto terminen de ver esta transmisión” —así lo diríamos normalmente— pueden ir y…

Presidente Lund: No creo que hoy hagamos mucho de lo que hacemos normalmente.

Presidenta Freeman: Está bien. Nos encanta FSY. Esperamos que se inscriban y disfruten de ese tiempo juntos. Y queremos escuchar acerca de ello. Queremos escuchar acerca de su experiencia en la conferencia.

Presidente Lund: Ustedes, líderes de cuórum y de clase, piensen al respecto: es bueno que logremos que ustedes y su cuórum, los jóvenes que participan, vayan a la conferencia FSY. Pero no estamos llevando a muchos de esos jóvenes que no asisten a Seminario, que no asisten a sus reuniones, y ellos son los que más lo necesitan.

Presidenta Freeman: Es verdad.

Presidente Lund: A menudo son los que están en las situaciones más desesperadas. Así que tengamos eso en mente. Parte de nuestra ministración como líderes del sacerdocio y de las Mujeres Jóvenes debe ser decidir con espíritu de oración a quiénes invitar e ir juntos.

Si tuviéramos que buscar consejo bíblico sobre cómo se siente ese pertenecer… me gusta leer Moisés, donde el Señor se le aparece a Moisés en el primer capítulo y le explica algunas cosas. Le muestra el universo.

Cuando estaba en Seminario y leí eso, lo primero que recuerdo de leerlo es este pensamiento: “¿Está el Padre Celestial presumiendo un poco? ‘Mira mis cosas. Mira, tengo más cosas. Eso no es todo, aún hay más’”. Yo pensaba que parecía algo inapropiado, hasta que entendí que no se trataba de que Él le mostrara Sus cosas.

Más bien, le decía a Moisés: “Quiero que veas lo que hacemos. Tú eres mío. Eres mi hijo y eres parte de mi familia. Y este es nuestro negocio familiar. A esto nos dedicamos. Creamos y perfeccionamos. Y tú tienes una obra que hacer. Te llamo para que te ocupes de ayudar a perfeccionar a algunos de mis hijos”, y ese el llamado que todos recibimos.

Además de las Escrituras, otro lugar donde aprendemos sobre el pertenecer es en su bendición patriarcal. El patriarca les impone las manos sobre la cabeza y recibe revelación. Si quieren saber lo que el Padre Celestial piensa de ustedes, vayan a ver al patriarca y pídanle revelación para ustedes.

El tercer lugar donde podemos acudir para aprender sobre el pertenecer son las palabras de los profetas modernos. El presidente Nelson dijo estas poderosas palabras: “[Nuestros] jóvenes”, —se refiere a nosotros, a mí y a usted también—

Presidenta Freeman: Bien, ¡gracias!

Presidente Lund: “[Nuestros] jóvenes […] son extraordinariamente talentosos para acercarse a los demás y compartir lo que creen de una manera convincente”. Esos son talentos con los que nacieron, y ustedes están aquí, en la Iglesia, aprendiendo a desarrollarlos para ser potentes imanes que atraigan hacia el recogimiento toda su vida. Esa es la razón de la época en que nacieron. Esa es la función de los jóvenes de la Iglesia.

Presidenta Freeman: Hablemos un poco, porque estas son preguntas que nos hacen todo el tiempo. Quizá las preguntas más frecuentes que nos hacen son: ¿Cuál es la función de los jóvenes? ¿Cuál es la función de los líderes y cuál es la función del obispo? Y ¿cómo funciona eso en este programa en el que debemos generar un sentido de pertenencia en la nueva generación? Por lo tanto, queremos hablar al respecto por un momento.

Vamos a empezar con cuál es la función de los jóvenes. Y mientras hablamos de esto, me encanta tener en mente esa cita del presidente Nelson de que nuestros jóvenes son extraordinariamente talentosos para el recogimiento. ¿Cómo funciona eso en la práctica?

Volvamos a las Escrituras por un momento, a un relato en Lucas, capítulo 14. Es la historia de un hombre que se ha preparado para una fiesta en su casa. Todo está listo. Y en aquellos días, una vez que todo estaba listo, se enviaba a alguien de la casa a decir: “Bueno, es hora de venir a la fiesta”.

Y entonces la persona de la casa sale y empieza a decir a todos: “Ya es el momento de la fiesta”. Y todos dicen: “No iré. Tengo otras cosas que hacer. No puedo ir esta noche”. Y aquel siervo finalmente regresa al hombre que planeó la fiesta y le dice: “Nadie vendrá”. Yo pienso en eso todo el tiempo. ¿Cómo reaccionarían ustedes? ¿Cómo reaccionaría yo? ¿Cuántos de nosotros estaríamos como…

Presidente Lund: “Cancelen al proveedor de comida”.

Presidenta Freeman: Exacto. Irían a su habitación y darían un portazo. Dirían: “Jamás volveré a ofrecer una fiesta”. ¿Verdad? Pero no fue así con ese hombre.

Me encanta lo que dice el hombre. En el versículo 21, le dice al siervo: “[Está bien], ve pronto por las plazas y por las calles de la ciudad, y trae acá a los pobres, a los mancos, y a los cojos y a los ciegos”.

Pensemos por un momento de manera realista, ¿cómo sucedió eso? ¿Qué hizo el siervo? Porque al llegar al ciego, no podía decirle: “Ve por esta calle y en la tercera calle, a la derecha, dobla a la derecha. Es la segunda casa de la izquierda”. No, tuvo que llevar al hombre hasta allí y sentarlo a la mesa.

Y el que no podía caminar, ¿cómo llegó? Me imagino al siervo levantándolo, cargándolo y sentándolo. Y yendo uno por uno y reuniendo a las personas.

Y entonces, una vez que los tiene a todos sentados, va al Señor y le dice: “H[e] hecho como mandaste y aún hay lugar”. ¿No les encanta esa lección sobre el Señor, de que todavía haya lugar?

Así que dice: “Ve por los caminos y por los vallados”, es decir, a las afueras de la ciudad, a los márgenes, le dice que vaya más allá de las puertas de la ciudad. “Ve por los caminos”, y usa la palabra: oblígalos; “ oblígalos a entrar”.

Creo que eso es muy interesante, pues imagino al siervo yendo a las personas y diciendo: “Están invitados a ir a este lugar”, y ellos respondiendo: “No, te equivocas de persona. No creo que se refiera a mí. Nunca me invitan a cosas como esa”. Y el siervo dice: “No, él te quiere a ti. Pidió específicamente por ti. Hay un lugar en su mesa para ti”.

¿Y por qué? De nuevo, aprendemos sobre el carácter del Señor en el versículo 23: “Para que se llene mi casa”. Esa es la labor de los jóvenes: llenar la casa. Es recoger a tantos como puedan. Son extraordinariamente talentosos para el recogimiento. Ustedes son extraordinariamente talentosos para el recogimiento y deben recordar eso.

Presidente Lund: La última vez que escuché esta conversación fue sobre las conferencias FSY. Hubo 118 000 jóvenes que asistieron a la conferencia FSY el año pasado. Eso es mucho. En alrededor de sesenta campus universitarios de todo el país. Eso es mucho. Y sin embargo, la conversación posterior fue que había sillas vacías en cada una de esas sesiones, excepto quizás en algunas de BYU.

Presidenta Freeman: Así que tenemos trabajo que hacer, ¿verdad? Tenemos una labor que realizar. Y ustedes son extraordinariamente talentosos para el recogimiento. De hecho, oímos relatos sobre ustedes dondequiera que vamos.

Uno de mis favoritos ocurrió en Oregón hace poco. Una maestra de Seminario invitó a los alumnos de su clase a llevar un amigo a Seminario cada día. Les dijo que cada día llevaran amigos diferentes, si querían. Solo traigan un amigo a Seminario. Y la clase la tomó en serio y lo hicieron.

La clase estaba repleta. Esa era una clase de Seminario matutino y al final del semestre, uno de los amigos decidió que quería ser bautizado. Y esta es mi parte favorita de la historia. Este es el bautismo. En primer lugar, miren quiénes asistieron. Eso es lo primero que me encanta. Pero en segundo lugar —esto es muy impresionante— alguien de la clase de Seminario tocó el piano en el bautismo y también alguien de la clase dirigió los himnos. Y dos de los jóvenes de la clase de Seminario fueron los testigos, y otro bautizó a su amigo, y todos los que hablaron fueron personas de la clase de Seminario.

Ese es un grupo de jóvenes que entendieron su talento: que eran extraordinariamente talentosos para el recogimiento. Y esa es la función de los jóvenes. La función de los jóvenes es traer a tanta gente como puedan y estar pensando en ello.

Ahora, teniendo esto en cuenta, ¿cuál es entonces la función de los líderes? ¿Cuál es la función de los líderes adultos en el programa Niños y Jóvenes? Cuando recién conocí este programa y apenas estaba adquiriendo experiencia, escuchaba a las personas hablar de él y me decían dos frases todo el tiempo: “Es un programa donde se fracasará o se tendrá éxito”, me decían. “Tenemos que dejar que los jóvenes fallen. Es la única forma en la que aprenderán”.

Inmediatamente participé y empecé a leer todo el material que teníamos en todas partes. Y yo pensaba: en realidad no veo eso en ninguna parte. De hecho, cuando fui a la guía de Niños y Jóvenes y busqué la función de las líderes de las Mujeres Jóvenes y los líderes de los cuórums del Sacerdocio Aarónico, empecé a aprender algo muy importante.

Y quiero que lean estas dos siguientes diapositivas, y miren las palabras resaltadas. Son palabras de este estilo: asistir, prepararse, guiar, ministrar, servir, ser un ejemplo como discípulo de Jesucristo, animar, brindar apoyo, conocerlos, orar, ayudar.

Si ven la guía para los cuórums del Sacerdocio Aarónico, dice exactamente lo mismo, que vamos a ministrar y a servir. En esencia, somos el equipo de apoyo. Esa es nuestra función. Nuestra labor es apoyar.

Pero, ¿cómo es eso en realidad? Bueno, más o menos así: Es llegar a conocer a los jóvenes tan bien que cuando se reúnen para deliberar en consejo y dicen: “Esta es la lección para este domingo o el domingo siguiente”, ustedes no se limitan a hacer una lista y asignar a quién le toca enseñar.

Dicen: “¿Quién creen que sería la mejor persona para enseñar esto? ¿Es uno de los asesores? ¿Es alguien de la presidencia quien debería enseñar? ¿Hay alguno de los jóvenes que debería añadir algo a esto? ¿Y por qué elegiríamos a esa persona? Tal vez quieran invitar a alguien de la familia del barrio para que ayude a enseñarlo”.

Podrían decirle: “Estas son las personas que necesitamos traer aquí”. Así que son extraordinariamente talentosos para el recogimiento. ¿Quién creen que debería dar esta clase? Y en cuanto a las actividades, no pedimos a los jóvenes que las dirijan porque pensamos que no tienen nada que hacer.

Sabemos que están ocupados. Sabemos que van a la escuela. Sabemos que tienen tareas. Sabemos que tienen trabajos. Sabemos que algunos de ustedes participan en deportes y otras aficiones y cosas que hacen. Sabemos que están ocupados. No les pedimos ayuda porque pensamos que no tienen nada que hacer. Les pedimos ayuda porque son extraordinariamente talentosos para el recogimiento y necesitamos que nos ayuden a saber qué actividades debemos planificar.

¿Qué atraerá a sus amigos? ¿Saben ustedes qué quieren las personas para reunirse? Ustedes saben lo que les atraerá. Y mientras nos reunimos para deliberar en consejo y aprendemos de ustedes lo que debemos hacer, podría ser así. Puede que se les ocurra la mejor actividad que hayamos hecho en todo el año.

Y cuando empecemos a concretar los detalles, puede que su líder les diga: “Espera. ¿No tienes fútbol el miércoles?”. “Sí”. “¿A qué hora termina?”. “A las siete”. “Bien. Entonces, ¿a qué hora vas a llegar? ¿Como a las siete y quince minutos?”. “Sí”. “Bien, entonces lo que necesito que hagas es… necesito que dibujes en este papel cómo preparo la actividad. Porque en realidad soy muy buena organizando actividades. Y, ¿puedes hacer una lista de las compras de lo que necesitaremos para que esta actividad tenga éxito? Porque también, les aviso a todos, que soy experta en hacer compras. No se lo digan a Greg, pero soy fantástica para las compras”.

Y si es ese tipo de conversación, entonces pueden decir: “Cuando termines con el fútbol, ven corriendo aquí. Tendremos todo preparado para ti. Entrarás y te harás cargo y estaremos listos para empezar”.

Y en la semana de los exámenes finales, podrían decir: “¡Oye! ¿No es la semana de exámenes finales? A las ocho, chicos, deberán irse. Vuelvan a casa y estudien. Porque, ¿adivinen qué? También somos muy buenos para limpiar. Somos el equipo de apoyo y podemos hacerlo. Podemos apoyarlos”. Nuestro trabajo es ayudarlos a encontrar el éxito, y es conocerlos tan bien que sepamos su capacidad y sepamos qué puede ser demasiado para ellos en este momento.

Y, sobre todo, queremos que vengan, que traigan a sus amigos y que se apropien de estas ideas de actividades y de las cosas que hacemos para que vengan. Es parecido a enseñar a alguien a andar en bicicleta. No se compra la bicicleta sin rueditas y se le regala al niño en Navidad con la esperanza de que se las arregle solo.

Hay un proceso de tutoría y enseñanza, de correr a su lado, de ayudarle a encontrar el equilibrio y también el valor, para saber manejar esa situación. Y a medida que se hacen mayores, cada vez nos necesitan menos, hasta que acaban logrando el éxito.

Esa es su función como líder y, al equilibrar esos roles entre dejar que los jóvenes lideren pues son extraordinariamente talentosos para el recogimiento, también hacer una labor muy buena como equipo de apoyo para que aprendan y a los dieciocho años sean alumnos independientes y maestros independientes y planificadores independientes. Pero queremos que eso ocurra con el tiempo, según su capacidad y nivel.

Presidente Lund: Lo que me encanta de esta fotografía es que si miran al padre o al hombre, está a punto de soltarlo. Está dando sus últimos empujones. Y para mí, eso habla de liderazgo, de que tenemos que ser muy decididos al respecto. Porque si vamos a hacer todo por ellos, vamos a agotarnos antes que ellos, pues ellos no hacen ningún trabajo.

Pero si estamos muy decididos al respecto y si él es un muy buen maestro que enseña a medida que avanza, entonces no va a tener un ataque al corazón cuando ese joven esté por escalar montañas con esa bicicleta.

Presidenta Freeman: Y permítanme decir esto sobre los jóvenes, porque creo que es importante. Confiamos en ustedes, conocemos su capacidad. Conocemos su creatividad y sus habilidades. Sabemos lo buenos que son en cuanto a la inclusión y acoger a los demás.

Y los necesitamos a ustedes y a aquellos de ustedes que han sido llamados a presidencias, que han sido apartados, para ayudar con el liderazgo de este programa, y eso es importante. Y deberían trabajar codo a codo con los líderes adultos que también han sido llamados y apartados para dirigir este programa.

Y cuando trabajamos en conjunto es cuando se produce el verdadero crecimiento. Todos recordamos a quien fue nuestro mentor durante esos años. Y como líderes adultos, tienen la oportunidad de hacerlo. Y como jóvenes, tienen la oportunidad de llegar a serlo.

Presidente Lund: Bueno, estamos hablando de liderazgo adulto. Hablemos un momento de los obispos. No es raro que un obispo —no escuchamos esto en las reuniones a menudo— que un obispo nos tome en un pasillo y diga: “Me está costando un poco. He sido llamado a ser obispo y me lo tomo muy en serio. Quiero ser un gran obispo. Quiero ser el obispo que fue mi padre. Quiero ser el obispo que tuve cuando era joven. Pero también he sido llamado a ser el presidente de los Hombres Jóvenes. Me lo tomo muy en serio. El profeta está diciendo que es mi prioridad número uno cuidar de los jóvenes, y quiero ser el presidente de los Hombres Jóvenes que tuve, y que fui antes de ser llamado a ser obispo. Y no sé cómo hacer ambas cosas. ¿Cómo puedo hacerlo?”.

Bueno, hablemos un poco de eso. Si miran este pequeño cuadro en la columna de la función del obispo, dice que el obispo fue llamado a ser el presidente de los Hombres Jóvenes porque tiene llaves. Y hablaremos más acerca de eso, porque las relaciones que él construye pueden abarcar períodos más largos de tiempo que las relaciones que usualmente vemos como líderes de jóvenes, porque los líderes de jóvenes usualmente solo son llamados por unos meses o un par de años a la vez, mientras que el obispo tiene más tiempo y puede ver a estos jóvenes durante lapsos más largos de sus años de desarrollo.

La responsabilidad más importante del obispo es para con los de la nueva generación del barrio, según el Manual. Y tenemos que reconocer, las presidencias de las Mujeres Jóvenes y todos los demás en el barrio, que el obispo es el presidente de los Hombres Jóvenes. Pero es un tipo de presidente de los Hombres Jóvenes diferente al que hemos tenido antes, porque la nueva generación significa algo diferente al darle esta responsabilidad, porque significa hombres y mujeres jóvenes, pero también significa la Primaria y los jóvenes adultos solteros.

Así que si él quiere mantener todo en funcionamiento, cosa que tiene que hacer y hará, no va a dormir por la noche a menos que pueda, va a necesitar mucha ayuda y mucha de nuestra ayuda. Así que hablemos un momento de cómo podemos lograr todo eso.

Una de las razones, pasando a la otra columna, de que el obispo tiene que ser el presidente de los Hombres Jóvenes, es porque tiene las llaves no solo del sacerdocio, sino también tiene las llaves del almacén del obispo. Y como ustedes saben, se nos ha enseñado que ese almacén es algo figurativo. Es ese conjunto de recursos que pertenece al barrio, todo el capital humano: las personas, las consagraciones, los recursos, las habilidades, la voluntad del barrio, todo se encuentra en ese almacén esperando a ser aprovechado. Y cuando se trata de una causa tan importante como esta, nuestros programas para los jóvenes, tenemos que hacer uso de ellos.

Tengo un buen amigo que fue llamado a ser obispo en California y al hablar de esto me dijo: “Tengo una vida profesional muy ocupada. Y me llaman porque alguien tiene dificultades en momentos inesperados en los que tengo que ir a trabajar” —él trabaja en el campo de la salud mental— “y por eso no es raro que tenga que faltar a reuniones. Pero he reunido a mi consejo de barrio, a mi consejo de barrio ampliado; al consejo de barrio y a todos los que se ocupan de los jóvenes, de la Primaria para arriba. Y les dije: No podemos permitir que nuestro programa para los jóvenes se limite a mi capacidad y habilidades personales. Si depende de mí hacerlo todo, nuestros hijos van a tener un programa de mala calidad porque yo no voy a ser capaz de estar allí a veces cuando debería estarlo.

“Así que tomemos un momento y vamos a una pizarra. ¿Estamos de acuerdo en que nuestros jóvenes y este barrio, teniendo en cuenta el almacén de nuestro obispo, merecen un programa de gran categoría? Bien, ¿qué características tendría?”. Y empezaron a revisar el Manual y a anotar cuántas actividades deberían realizarse y qué actividades: para la conferencia FSY vamos a necesitar que alguien se asegure de que eso se lleve a cabo adecuadamente. Luego el campamento de las jóvenes, el campamento de las Mujeres Jóvenes.

Presidenta Freeman: ¿Con qué frecuencia?

Presidente Lund: Todos los años.

Presidenta Freeman: ¿Campamento de los Hombres Jóvenes?

Presidente Lund: Todos los años.

Presidenta Freeman: ¿Campamento del Sacerdocio Aarónico?

Presidente Lund: Todos los años. ¿Y los años en que tenemos la conferencia FSY? Sí. No. Todos los años. Cada año tienen que reunirse para generar el sentido de pertenencia entre los barrios y dentro de ellos.

Y así examinaron la lista. Los domingos por la mañana tiene que haber una clase concurrida de Hombres Jóvenes, en cada uno de esos cuórums. Y al obispo lo retienen de camino al cuórum de presbíteros. Tiene algunas cosas maravillosas que decir, pero alguien tiene una crisis y entonces tiene que ocuparse de eso, y no puede volver hasta después de 45 minutos de ya comenzada la lección, solo para descubrir que lo han estado esperando.

Así que, después de describir cómo sería el programa ideal, dijeron: “Bien, procuremos tener la cantidad de personas necesaria para asegurarnos de que esto ocurra. ¿Y los domingos por la mañana? No siempre voy a poder llegar a tiempo, pero tenemos que empezar a tiempo porque es un tiempo limitado y tenemos que enseñar el Evangelio. Así que voy a llamar a John como ayudante del cuórum de presbíteros.

“Y John, tú tienes la responsabilidad de que todos los domingos haya una actividad de primera categoría en esa clase, con grandes enseñanzas. Se invita a los jóvenes a participar de antemano para que puedan venir preparados para ayudar, etc. Y esté yo allí o no, eso va a seguir adelante. Miércoles por la noche, a medianoche, actividades entre semana, es lo mismo”.

Presidenta Freeman: Me encanta que vayamos a tener actividades a medianoche.

Presidente Lund: Probablemente no todos los miércoles.

Presidenta Freeman: Bien.

Presidente Lund: “Pero si esperan que yo vaya, les prometo que iré si puedo y cuando pueda. Pero ya me conocen —y yo a ustedes—, si depende de mí, no vamos a tener muy buenas actividades los miércoles entre semana, o cualquiera que sea la actividad de entre semana.

Así que trabajemos juntos y ocupemos todos estos puestos. Campamento de las jóvenes, presidenta de las Mujeres Jóvenes. ¿Qué necesita? Dígame cuáles son sus necesidades de recursos en términos de personas y dinero, y cualquier otra cosa que necesite, como transporte”.

Y luego vamos a organizarnos en torno a eso, porque lo primero es que nuestros hijos se merecen un programa de primera categoría, y aquí tenemos los recursos. Ninguno de nosotros, ni siquiera diez de nosotros tienen los recursos. Pero juntos, como barrio, podemos brindarles un programa de primera categoría.

Así que si su programa se ve así, obispo —usted es el único que tiene un remo en el agua y el barco no va muy rápido—, tal vez quiera implementar algunos de estos conceptos de los que acabamos de hablar; otro concepto es que muchos obispos llaman a alguien adicional, un secretario ejecutivo auxiliar cuyo trabajo es ayudarle a enfocarse en los jóvenes, para que se asegure de que las reuniones se lleven a cabo, le dé seguimiento al obispo, le avise si alguien se muda…

Presidenta Freeman: Programar todas las entrevistas con los jóvenes para que las tengan a todas… solo específicas a los jóvenes. Él puede estar en todas las reuniones en que se pueda anotar. Esto es lo que viene. Esto es de lo que somos responsables. Él programa todo con los jóvenes, entonces, de repente, toda esa parte de esa asignación funciona de modo ordenado.

Presidente Lund: Porque no es un presidente normal de los Hombres Jóvenes, lleva una gran carga. Pero si pueden permitirle que asista cuando pueda y hacer alguna valiosa contribución, entonces lo hará. Y lo siguiente que sabrán, con todos los remos en el agua, es que pueden tener un programa de primera categoría.

Presidenta Freeman: Cuando pensamos en cuál es la función de los padres, la función de los padres es también de apoyo.

Presidente Lund: Espere, antes de dejar esto, puedo decir…

Presidenta Freeman: Sí.

Presidente Lund: … las presidencias de cuórum y de clase son parte de esto, es decir, de ese barco.

Presidenta Freeman: Sí.

Presidente Lund: Cuando hayan sido llamados, apartados y capacitados, esos jóvenes se cuidarán a sí mismos. Y eso le quita una gran carga al obispo…

Presidenta Freeman: Muy cierto…

Presidente Lund: … pues no está preocupado por ellos cada minuto. Así que, por favor.

Presidenta Freeman: Me encanta eso. Y ahora si lo piensan, hemos hablado de los jóvenes, hemos hablado de los líderes, hemos hablado de los obispos, y de que los padres también desempeñan una función de apoyo. Hay que enseñar el Evangelio en casa. Hay que ayudar a sus jóvenes a ir a la iglesia y al templo. ¿Por qué? Porque es ahí donde se llevan a cabo las ordenanzas. Así es como aprenderán a recurrir al poder de Dios.

Es apoyarlos si se les ha pedido que ayuden a enseñar una lección. Es recordarles que sostener significa asistir y estar… Si queremos un programa de primera categoría, entonces todo el mundo tiene que estar allí. Porque a menudo los jóvenes no dicen: “¿Qué vamos a hacer?”, sino: “¿Quién va a estar allí?”. Es de esa manera como deciden. Y necesitamos que asistan todos.

Y para que eso ocurra, mientras hablamos del sentido de pertenencia, queremos que piensen en un par de cosas en particular cuando planifiquen esas actividades de entre semana.

Así que si miran la última diapositiva de esta sección, el trabajo a realizar es generar sentido de pertenencia. Y van a ver al final de esta diapositiva dos cosas. Una es Para la Fortaleza de la Juventud: Una guía para tomar decisiones. Y la otra es la palabra “diversión”. Esperamos que las actividades que todos ustedes se reúnen para planificar —los jóvenes y los líderes— esperamos que haya un equilibrio al respecto.

¿Deben ser divertidas algunas de esas actividades? Sí, deben ser divertidas. Deben ser el tipo de cosas que cuando están en la escuela el martes, digan: “¿Sabes qué? Haremos algo impresionante con nuestro grupo de jóvenes esta semana. ¿Quieres venir y estar con buena gente que se divierte?”. Y luego vuelven a la escuela al día siguiente y hablan con orgullo del grupo con el que se juntan, de esos chicos que hacen cosas buenas.

Eso debe formar parte de su programa de jóvenes. Pero también queremos ampliar un poco su visión. Hemos hablado mucho en estos años, a medida que avanzábamos en el programa Niños y Jóvenes, sobre los cuatro objetivos que contemplan y en los que trabajan, y queremos ampliar un poco esa visión.

Ahora que tenemos Para la Fortaleza de la Juventud: Una guía para tomar decisiones, que es un librito que esperamos que no solo tengan, sino que también lo lean, que lo abran, que lo usen en sus lecciones y en sus hogares.

Pero también, ¿qué pasa con esto? ¿Podrían sus jóvenes fijarse metas de acuerdo con lo que encuentran en la guía Para la Fortaleza de la Juventud? ¿Podrían fijarse metas sobre Jesucristo y cómo podrían llegar a conocerlo para que Él pueda ayudarlos? ¿Podrían fijarse metas acerca de andar en la luz y aprender cómo es eso?

¿Podrían fijarse metas sobre la verdad y su formación académica o algo que quieran aprender? ¿Podríamos ampliar un poco esa oportunidad de fijarse metas consultando la guía Para la Fortaleza de la Juventud

Y con eso presente, ¿podríamos ampliar nuestras actividades? Podrían sentarse juntos como grupo y decir: “¿Qué tal si una de nuestras actividades de este mes proviene de uno de estos principios de la guía Para la Fortaleza de la Juventud? ¿Y si nuestra actividad se centra en Jesucristo? ¿Y si nuestra actividad se centra en amar al prójimo?”. ¿Cómo sería una actividad así?

O quizá puedan hablar del cuerpo y de que este es sagrado. ¿Cómo sería eso? Podría ser alguna excursión. Podría ser aprender a alimentarse adecuadamente y a preparar comida sana y natural, cosas que pueden encontrar en este libro, el cual puede darles muchas ideas que ampliarán su visión de cómo podría ser el programa.

Así que, ¿quieren tomar una fotografía de esta diapositiva y volver y deliberar en consejo junto con su clase o su cuórum? ¿Cómo podríamos mejorar en cuanto a crear un sentido de pertenencia mediante ese don con el que son extraordinariamente talentosos? ¿Cómo podríamos propiciar el recogimiento o el sentido de pertenencia en la iglesia, en los campamentos, en las conferencias, en nuestros eventos anuales y en nuestras actividades de entre semana? ¿Cómo podría ser?

Presidente Lund: Y si sus jóvenes planean una actividad que simplemente es divertida, hagan la pregunta. Hagan que piensen: “Bueno, va a ser genial y vamos a disfrutarlo mucho. Ahora ¿qué podríamos hacer para cubrir alguno de esos aspectos espirituales que esperamos que existan en este tipo de programas? ¿Podríamos hacerlo? ¿Hay algo más que podríamos hacer?

Bueno, podríamos tener una oración de apertura”. Sí. Sí. Bueno, eso está bien. O podríamos tener un pensamiento espiritual antes de ir a jugar a los bolos… ¿Saben qué? Tengo una amiga a la que le encanta arreglarse las uñas, lo que vamos a hacer esta noche. Podría invitar a mi amiga. Y si empiezan a pensar en ello, entonces esos talentos especiales que tienen entrarán en juego, y esas actividades serán divertidísimas, pero también enriquecedoras.

Presidenta Freeman: Solo tenemos que ampliar su visión y, al hacerlo, crecerán espiritualmente. ¿Qué pueden hacer ahora para ayudar a crear un sentido de pertenencia en su programa para los jóvenes?

Presidenta Freeman: Ahora vamos a hablar de la última sección. Esta sección trata sobre llegar a ser su mejor yo, como lo diseñaron los padres celestiales. Mientras abordamos este tema y lo que deseamos ayudar a los jóvenes a lograr aquí, hablaremos sobre ayudarles a entender su propósito, compartiendo su progreso mediante entrevistas regulares con el obispo y el obispado, y haciendo y guardando convenios, y en qué consiste eso en su vida.

Al hacerlo, los llevaré nuevamente a las Escrituras. Vayamos al capítulo 3 de Hechos. Esta es una historia que todos conocemos. Es la historia del hombre cojo que es llevado y colocado cada día en la puerta del templo en Hechos, capítulo 3. Y lo que ocurre es que, ese día en concreto, vienen Pedro y Juan; y al verlos, a punto de entrar en el templo, les pide limosna, les pide ayuda.

Me encanta lo que sucede en el versículo 4. Dice que Pedro fijó los ojos en él. Solo quiero que hagan una pausa por un segundo mientras terminamos esta capacitación, y que piensen en las personas de su clase o su cuórum. ¿Quién necesita que fijen los ojos en él o en ella ahora mismo? ¿Hay alguien que les venga a la mente al pensar en esto?

Me encanta lo que sucede después. Pedro le dice: “Míranos”. El hombre los miró esperando recibir algo. Entonces Pedro dijo: “No tengo plata ni oro, mas lo que tengo te doy”. Y entonces dice: “En el nombre de Jesucristo de Nazaret, ¡levántate y anda!”.

Y tomándole de la mano derecha lo levantó. Y nuevamente, quiero que piensen en esa persona y cómo podrían levantarla. ¿Qué impresiones podrían recibir que les ayuden mientras trabajan con esa persona?

Y al instante recobró la fuerza. Me fascina. Lo vemos en el video de la Biblia, cuando él se levanta y no solo se pone de pie. Nos dice que se levantó de un salto, y luego comenzó a saltar, andar y alabar a Dios. Es un momento de gran celebración.

Y luego está la línea más dulce que habla de que entró con Pedro y Juan al templo. Me encanta lo que dice en el versículo 11, que el hombre cojo, que había sido sanado, seguía aferrado a Pedro y a Juan.

Hay un momento de compañerismo, de discipulado convertido en amistad, en ese instante. Y el resultado fue que entraron juntos en el templo. Al pensar en esta última sección, en este último llamado, en lo que significa llegar a ser, quiero volver de nuevo a la guía Para la Fortaleza de la Juventud y lo que nos enseña.

Dice: “Guarda tus convenios con Dios y prepárate para hacer más. Los convenios te conectan con el Padre Celestial y el Salvador, incrementan el poder de Dios en tu vida, y te preparan para recibir la vida eterna”.

Este es uno de los aspectos más importantes que podemos lograr en este programa: ayudar a cada participante a comprender cómo esas ordenanzas y convenios incrementarán nuestra capacidad para acceder al poder de Dios.

Cuando hablamos del Sacerdocio Aarónico, esto es algo que no solo estamos enseñando a los hombres jóvenes. También estamos enseñando esto a las mujeres jóvenes: que las ordenanzas en las que participamos y las ordenanzas del Sacerdocio de Melquisedec para las que nos estamos preparando cambiarán sus vidas.

Así es como se acercarán al poder de Dios. Este tema de ordenanzas, convenios y el poder del sacerdocio es uno de los temas más importantes que podemos enseñarles a los jóvenes. ¿Y cómo lo hacemos?

Presidente Lund: Esas ordenanzas del Sacerdocio de Melquisedec cambiarán sus vidas, y el presidente Nelson dice que cambiarán el mundo. Nuestros jóvenes, al reflexionar, suelen tener dificultades para verse a sí mismos como discípulos. Se preguntan: “¿Cómo puedo profundizar mi discipulado?”.

Ellos piensan: “Yo creo; quiero creer; tengo esperanza, pero ¿cómo puedo ir de aquí a, por ejemplo, llegar a ser como Pedro?”. La senda pasa por esos convenios y ordenanzas que son tan importantes para nosotros. Así que ayudarles a tomarlos en serio es importante.

Los miembros del Sacerdocio Aarónico necesitan entender su lugar, su propósito y su potencial en el plan de Dios. Los hombres jóvenes pueden aprender mucho sobre quiénes deben ser y cómo comportarse mediante estas sencillas secciones de Doctrina y Convenios. Digo sencillas, pero no lo son en absoluto. Hay mucha belleza y profundidad en cómo conducirnos en la vida en las secciones 20, 84 y 107.

Debemos enseñar a estos jóvenes del Sacerdocio Aarónico quiénes son en el Reino de Dios. Son más que simples administradores de la Santa Cena: el diácono que pasa la Santa Cena, el maestro que la prepara, el presbítero que la bendice; como si eso no fuera suficiente, porque es asombrosamente mucho. Pero eso no lo es todo.

El presidente Oaks dijo: “El Sacerdocio Aarónico tiene las llaves del ‘evangelio de arrepentimiento y de bautismo, y la remisión de pecados’”. Este es el Evangelio de Cristo, aquí mismo, en las manos y bajo la mayordomía del Sacerdocio Aarónico. “El poder purificador de la Expiación de nuestro Salvador se renueva en nosotros al participar de la Santa Cena. La promesa de que siempre podamos tener Su Espíritu con nosotros es esencial para nuestra espiritualidad. Las ordenanzas del Sacerdocio Aarónico son vitales para todo esto”.

Los poseedores del sacerdocio sirven, y sirven de muchas maneras. En la reunión sacramental sabemos cómo es que sirven, pero eso también se refleja a lo largo de sus vidas, si lo toman en serio. Ustedes, los poseedores del Sacerdocio Aarónico, darán acceso a las bendiciones de la Expiación y de los poderes de Jesucristo y de la vida de nuestros miembros por medio de las ordenanzas que efectúen. Pueden recurrir al poder de Dios para bendecir a los demás.

Estamos preparándolos, así como a las mujeres jóvenes de su barrio y a todos en su unidad, para estar listos para la investidura, las misiones y una vida de servicio como discípulos.

Presidenta Freeman: Hablemos por un momento sobre cómo se aplica esto a las mujeres jóvenes, porque esta comprensión del Sacerdocio Aarónico y del Sacerdocio de Melquisedec no es solo para los cuórums de nuestros barrios.

Es vital que nuestras mujeres jóvenes lo comprendan, y me encanta que el presidente Nelson nos haya estado enseñando y ayudando a entender que estas ordenanzas del sacerdocio, combinadas con las promesas de nuestros convenios, nos permitirán acceder al poder de Dios a fin de incrementar nuestra capacidad para vencer y llegar a ser, así como para entender nuestro lugar, propósito y potencial en Su plan.

Por lo tanto, también vamos a recurrir a las Escrituras, y vamos a estudiar, tal como el presidente Nelson nos invitó a hacer, las secciones 25, 84 y 107 de Doctrina y Convenios.

El presidente Nelson dijo: “Lo que sí puedo decirles es que tener acceso al poder de Dios en su vida requiere las mismas cosas que el Señor les indicó a Emma y a cada un[o] de ustedes que hicieran. Así que l[o]s invito a estudiar con espíritu de oración la sección 25 de Doctrina y Convenios y descubrir lo que el Espíritu Santo les enseñará a ustedes”.

Esto es importante para las mujeres jóvenes de la Iglesia. Necesitamos que se nos recuerde quiénes somos, el papel de las mujeres en el plan de Dios. Al estudiar las Escrituras y al analizar esta escritura restaurada hoy, encontramos nuestro propósito y nuestro lugar dentro de Su plan, así como quiénes podemos llegar a ser al recurrir también a estas ordenanzas del sacerdocio y convertirnos en personas que guardan estos convenios.

Tenemos la oportunidad, dentro del programa de Mujeres Jóvenes, de orar y pedirle al Señor si una misión es lo correcto para nosotras como mujeres jóvenes; así como de prepararnos para la próxima ordenanza que vendrá, para el próximo convenio que haremos, y el privilegio que traerá a nuestras vidas al ser cumplidoras de convenios. Vamos al templo, y luego seguimos adelante para servir en cualquier posición a la que Dios nos llame.

Hemos aprendido mucho hoy en esta capacitación. Hemos aprendido acerca de creer en Jesucristo, en Sus doctrinas, en la importancia de ir a la iglesia, estudiar las Escrituras y orar —esos hábitos sagrados y rutinas justas—, y mirar el plan de estudios de Ven, sígueme y lo que estamos aprendiendo allí, pero también abrir la guía Para la Fortaleza de la Juventud y aprender a vivir de una manera más elevada y más santa.

Hemos hablado de lo que significa pertenecer a esta Iglesia, de que los jóvenes tienen un don especial para recoger, para acoger, de cómo va a ser necesario que todos trabajemos juntos —los jóvenes, los líderes del equipo de soporte, los padres y el obispo, y todo el almacén del barrio— para crear un programa que ayude a esta nueva generación a preparar el mundo para la Segunda Venida de Jesucristo.

Hemos hablado de ese sentido de pertenencia que llega mediante Seminario, la asistencia a la Iglesia, los campamentos anuales, y luego la conferencia FSY y las conferencias para jóvenes, donde se cultivan esas relaciones. Y hemos hablado de cómo llegar a ser como Cristo a través de las ordenanzas y las promesas de nuestros convenios, y a medida que comprendemos más profundamente el sacerdocio.

Ahora, mientras piensan en todo esto, queremos finalizar con un video. Me encanta este pequeño clip que les vamos a mostrar. Es corto. Mientras lo ven, presten atención a las frases que les llaman la atención y reflexionen sobre por qué esas frases se han destacado.

Jesucristo: Simón, Simón, he aquí, Satanás os ha pedido para zarandearos como a trigo; pero yo he rogado por ti, que tu fe no falte; y tú, una vez vuelto, fortalece a tus hermanos.

Presidenta Freeman: Cada vez que mostramos este video y tenemos la oportunidad de hablar con una audiencia en vivo después, siempre se destacan las mismas cosas. Y tal vez estas fueron algunas de las cosas que les llamó la atención. Me encanta el momento en el que Jesús dice: “Yo rogaré por ti”.

Me encanta saber que Jesucristo es parte de esta gran obra, que está en esto con nosotros. Me encanta cuando le dice a Pedro: “Tú, una vez vuelto”. Pedro, que había estado con Él durante tres años, que había presenciado los milagros, que había escuchado las enseñanzas, él había estado allí. Y pienso: ¿saben qué? Me da mucha esperanza cuando Jesús dice: “Pedro, una vez vuelto”, y me doy cuenta de que esto es algo que practicamos, es algo que ocurre a lo largo de una vida. Convertirse en un discípulo de por vida en realidad tomará toda nuestra vida, para lograrlo, y Él sabe eso de nosotros.

Y luego me encanta cuando Él dice, y mientras eso sucede, “Pedro, ¿fortalecerás a tus hermanos en el camino?”. Hay cosas que podemos aprender de eso, cosas importantes que nos ayudarán. Y creo que, al pensar en esto, y mientras practicamos convertirnos en estos discípulos de por vida, me encanta esta cita que leemos en la guía Para la Fortaleza de la Juventud :

“Él cambiará tu corazón y tu vida. Poco a poco, crecerás y llegarás a ser más como Él. Tu conexión con Él mediante el convenio te dará un mayor acceso a Su poder”. Y así es como esto va a suceder. Así es como esto funcionará. Tenemos seis años para llegar a ser algo, y va a suceder poco a poco, trabajando todos juntos. Este es un programa de mentoría en el discipulado.

Presidente Lund: Uno de los momentos más impactantes que recordarán de la capacitación de Autoridades Generales que se llevó a cabo el pasado mes de abril fue del presidente Holland, que hablaba por primera vez —que nos capacitaba— como Presidente del Cuórum de los Doce Apóstoles. Él estaba muy meditabundo sobre su tiempo de servicio.

Y dijo algo que se encuentra en esa pequeña biblioteca a la que los hemos dirigido. Dijo: “Me consume el sentimiento de que nuestro Padre Celestial desea que oremos con más frecuencia, que oremos con mayor seriedad, que oremos con la mira puesta únicamente en Su gloria. No podemos simplemente seguir orando como siempre lo hemos hecho, porque nada de lo que haremos de aquí en adelante será como lo hemos hecho antes”. Estamos llevando a cabo aquí una obra singular, y el presidente Holland, como Presidente del Cuórum de los Doce, está liderando ese esfuerzo.

Así que, al concluir esta capacitación, ¿podrían tomarse un momento para reflexionar sobre las cosas que tal vez han escrito en sus notas o que se han quedado en su mente?

¿Qué es lo que van a hacer de manera diferente? ¿Cuál es el próximo paso que tomarán para lograr progreso en su llamamiento al salir de aquí? Dediquemos un momento para pensar en ello y anotar qué es lo que están absolutamente decididos a hacer ahora mismo.

Presidenta Freeman: Para concluir, me encantaría terminar con mi testimonio. Qué gran privilegio es para nosotros estar aquí en este programa. Todo el año pasado lo dedicamos a trabajar en el discipulado. El pasaje de las Escrituras del lema era: “Soy discípulo de Jesucristo, el Hijo de Dios. He sido llamado por él para declarar su palabra entre los de su pueblo, a fin de que alcancen la vida sempiterna”.

Este año iniciamos un nuevo desafío de mirar hacia Cristo, de no dudar y no temer. Me encanta que Él sea parte de este trayecto con nosotros. Hay ciertas cosas que, al haber asumido este llamamiento y tenido la oportunidad de visitar a jóvenes en todo el mundo, he llegado a creer.

Sé que somos amados hijos e hijas de padres celestiales. Sé que Jesucristo es nuestra fortaleza. Y sé que el Espíritu Santo no nos fallará si escuchamos y respondemos a las impresiones que recibamos.

Este es un programa que ha sido divinamente organizado por un Padre que ama a Sus hijos. Y me encanta la oportunidad y el gran privilegio que tenemos de trabajar con los jóvenes de esta nueva generación mientras preparamos el mundo para la Segunda Venida de Jesucristo. Y testifico de eso en el nombre de Jesucristo. Amén.

Presidente Lund: De igual manera, qué emoción es trabajar con estos jóvenes, comprendiendo, como hemos llegado a hacerlo, que son una generación especial. También hablaron bien de nosotros cuando éramos jóvenes. Pero la forma en que el profeta habla de estos jóvenes y el propósito tan específico del momento de su llamamiento, debemos tratarlos como las potencias que realmente son y llegarán a ser.

Y debo decir que si ellos nacieron para un momento como este —y seguramente lo hicieron— entonces ustedes también, líderes adultos, nacieron para este momento, para nutrirlos. No habría habido hijos de Helamán, no habría habido un ejército de jóvenes guerreros, si no hubieran tenido madres que lo creyeran o lo supieran, y si no hubieran tenido padres dispuestos a dar sus propias vidas antes que quebrantar sus convenios.

Esta es la Iglesia a la que pertenecemos, con padres y líderes como esos, y con jóvenes como esos, que andarán como lo hicieron los jóvenes guerreros de antaño para salvar la civilización. Les dejo mi testimonio de que esta es la obra del Salvador. Él se lo toma en serio. Esta es Su obra y Su gloria. Que podamos desempeñar un papel en ello es la mayor bendición de nuestra existencia. Y les dejo ese testimonio en el nombre de Jesucristo. Amén.